miércoles, 14 de julio de 2010

Los sindicatos “fantasmas” en Tijuana

En 1993 trabajadoras y trabajadores de Plásticos Baja Cal, una maquiladora de origen estadounidense en la Ciudad de Tijuana, intentan organizarse en un sindicato independiente, la empresa los descubre y es despedido el organizador principal, el movimiento sigue y días después son despedidas otras 11 personas entre mujeres y hombres, la organización no para, ni dentro, ni fuera de la empresa.

Los y las trabajadoras de la planta maquiladora, se llevan una sorpresa cuando a mediados de abril los supervisores de la empresa reparten un volante de un Sindicato completamente desconocido, el “México Moderno” de la Confederación Regional Obrero Mexicana (CROM), su Secretario General Javier Merino Duarte, les comunica que ellos son el Sindicato que tiene la titularidad del Contrato Colectivo de Trabajo con la empresa Plásticos Baja Cal. De la nada apareció el Sindicato.

Las trabajadoras y trabajadores del movimiento inmediatamente identificaron a este sindicato como un sindicato fantasma, ya que nadie nunca lo había visto y de pronto cuando se están organizando apareció. Jamás habían oído hablar de él, mucho menos habían tenido una reunión sindical, habían elegido a su secretario General, no les cobraban cuotas sindicales para el mantenimiento del mismo. El sindicato había firmado un Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) con la empresa a espaldas de los trabajadores y trabajadoras, y jamás los había apoyado en la multitud de problemas por los que pasaban a diario en la empresa.

Sabían las y los obreros de Plásticos, que ese sindicato actuaba de una forma diferente a los sindicatos “charros”, y a pesar de que en los medios de comunicación y otros sectores se decía que los sindicatos que vendían protección a las empresas extranjeras y que estaban encabezados por Joaquín Parada Ruiz, Secretario General de la CROM en Baja California, eran sindicatos blancos, tuvieron muchas dudas de calificarlos de esa manera, ya que estos sindicatos eran diferentes. La diferencia más palpable es que estos sindicatos de la CROM nadie los veía, eran fantasmas, que cuando los y las trabajadoras se empezaban a organizar aparecían de la nada.

Dos meses antes a los trabajadores de Glem de Baja California, una maquiladora de muebles de madera, también de la nada se les había aparecido el mismo sindicato el “México Moderno” de la CROM, pero ahí había aparecido por medio de una huelga. Huelga de la cual los trabajadores no sabían absolutamente nada. La empresa se encontraba con problemas económicos, existía la posibilidad de que fuera embargada por los acreedores, y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la huelga había salvado a la empresa del embargo.

Cuando Javier Merino Duarte, el Secretario General del Sindicato “México Moderno”, llego junto con otros miembros de la CROM ante los trabajadores de GLEM, estos los corrieron a patadas. A los pocos días los trabajadores descubren que en la nomina de pago de la empresa, aparece Javier Merino Duarte, pero nadie lo conocía, ni lo había visto nunca jamás, hasta el día en que estalla la huelga. De la nada había aparecido el sindicato.

En ambos casos el Centro de Información y Formación Obrera (CIFO), antecedente inmediato del Centro de Información para Trabajadoras y Trabajadores, A.C. (CITTAC), fue parte de la asesoría laboral.

Algunas diferencias entre “Blancos” y “Fantasmas”.

Las y los trabajadores de Plásticos Baja Cal e integrantes del CIFO -que durante el mismo proceso del movimiento de Plásticos, se transformo en CITTAC-, al tratar de explicar y explicarse como es que funcionan este tipo de sindicatos que están en las maquiladoras de Tijuana y en Baja California en general, comienzan a ver las diferencias entre los sindicatos “blancos” y los “fantasmas”.

Los sindicatos “blancos” son conocidos por la base sindical; el sindicato “fantasma” no. El sindicato “blanco” firma un Contrato Colectivo de Trabajo con pésimas condiciones para los trabajadores, pero estos saben de la existencia de dicho contrato; los sindicatos “fantasmas” firman Contrato Colectivo de Trabajo con pésimas condiciones para los trabajadores, a espaldas de ellos, sin que sepan de la existencia de dichos contratos, en ocasiones incluso antes de que la empresa se instale. Los sindicatos “blancos” regularmente están dirigidos por una persona que impuso el patrón, que fue o es trabajador de la misma empresa, por lo que dicha persona es conocida por las y los trabajadores, muy probablemente tenga relaciones familiares, de amistad, de compadrazgo, en la misma empresa y aunque en forma mínima debe responderle a su base o por lo menos siente ese compromiso o esa presión; el sindicato “fantasma” esta dirigido por una persona totalmente ajena a la base trabajadora, no siente por ella el más mínimo compromiso, no mantiene ningún tipo de relación con la misma, por lo mismo no le importa lo que sufra, lo que le duela.

Los sindicatos “blancos” tienen reuniones sindicales, cobran cuotas; los sindicatos “fantasmas” no tienen reuniones sindicales, ni cobran cuotas. El modelo de los sindicatos “blancos” tiene su historia en el grupo económico de Monterrey, Nuevo León; el sindicalismo “fantasma” surge de la podredumbre del sindicalismo “charro” y las necesidades de las trasnacionales de contar con un sindicalismo nulo. Los sindicatos “blancos” no firman en sus contratos la cláusula de exclusividad en la contratación del personal; en los contratos de los sindicatos “fantasmas”, si aparece dicha cláusula, aunque no la hagan valer, porque no hay el mínimo compromiso de hacerla valer, ya que toda su existencia en una farsa. El sindicato “blanco” vive de los favores de la empresa y de las cuotas sindicales; El sindicato “fantasma” vive exclusivamente de los favores de la empresa, por lo que su capacidad de negociación es totalmente nula, ni siquiera existe la posibilidad de que en algún momento puedan medianamente independizarse de su patrón (como ha sucedido con algunos sindicatos “blancos”, que se convirtieron en “charros”).

Otras características que tienen los “fantasmas” es que al no tener vida sindical, al ser desconocida su existencia por los y las trabajadoras, no intervienen en las problemáticas que se dan al interior de las empresas; no participan en los desfiles conmemorativos del 1ro. de mayo, ya que al no tener base sindical, no tienen con quien marchar (la excepción en este caso han sido algunos sindicatos de la Confederación Revolucionaria Obrero Campesina (CROC), que durante la campaña de Jorge Hank Rohn a la gobernatura del estado de B.C. marcharon en el año de 2007).

Antecedentes en Tijuana al sindicalismo “fantasma”.

Una vez oficializada la instalación de maquiladoras en la frontera norte de México a través del Programa de Industrialización Fronteriza (PIF) en 1965, la preocupación de las grandes trasnacionales era por tener una situación competitiva mejor frente a las compañías europeas y japonesas, el trabajo mexicano barato y de calidad, iba a ser la clave para el reacomodo de la nueva división internacional del trabajo. La relación entre las compañías y el gobierno estadounidense, con el gobierno mexicano y los grupos políticos y económicos de la frontera cambia. Las compañías estadounidenses influyen en la política seguida por el gobierno mexicano hacia la inversión extranjera. Las trasnacionales en última instancia juegan un papel muy importante en las relaciones sociales del país, acentuándose esto en los estados maquiladores del norte.

Estas relaciones que se dan producto de la nueva división del trabajo a nivel internacional, influyen en las relaciones sociales, en la estructura y la organización de la sociedad misma en la frontera, por lo que a su vez han venido también a influir en nuestras costumbres, valores, arte, derecho, concepto de justicia, organización sindical, elección de nuestras autoridades, ecología etc. Es tal el poder económico y político que las trasnacionales tienen en la frontera, que es su lógica, su forma de pensar es la que domina las capas del poder económico y política de la sociedad. Es el gobierno mexicano el encargado de hacer que la lógica de las compañías se haga ley en México.

Las trasnacionales al instalarse en México, saben que tienen que despojar al gobierno mexicano de su nacionalismo y populismo, porque necesitan puertas abiertas para su inversión. Para poder aplicar su modelo exportador las trasnacionales necesitaban transformarla organización del trabajo, quitándole peso a la estructura sindical existente en el país, aumentar la productividad del trabajo y recomponer al ejercito industrial de reserva, sin que exista una respuesta enérgica de los trabajadores.

La industria maquiladora en sus inicios no tenía aún la influencia determinante que hoy tiene, por lo que no era del todo extraño que algunos políticos, lideres sindicales, prensa, etc. se lanzara en contra o hiciera criticas a esta industria.

En sus primeros años, en la industria maquiladora era muy generalizada la costumbre de no pagar el salario mínimo, ni dar seguro social, además de los malos tratos y la falta de medidas de seguridad e higiene. Esto se combinó con el hecho de que los sindicatos “charros” de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y de la CROC, vieran en las trabajadoras de la maquila una fuente de ingresos y poder político, por lo que se lanzaron por las firmas de Contratos Colectivos de Trabajo.

La CTM estalla huelgas por la firma de Contratos Colectivos de Trabajo, sin consentimiento de las trabajadoras, obligan a trabajadoras a afiliarse a sus sindicatos, las amenazan con dejarlas sin empleo y golpearlas a través de grupos de porros, si no apoyan sus movimientos por la firma de contratos.

Durante 1969-1973, los sindicatos “oficiales” tiene avances, según Salvador Aguirre “El Chavoy” secretario general de la CTM, de las 20 000 trabajadoras que había a fines de 1972, 5 000 estaban sindicalizadas .

La maquila era un fenómeno nuevo, ni autoridades locales, ni sindicatos oficiales, ni la sociedad en su conjunto sabíamos las repercusiones que esta industria iba a tener. Los líderes “charros” de la CTM no tienen claro que no se puede enfrentar este nuevo proyecto con métodos viejos, las organizaciones de izquierda tampoco lo sabíamos.

En 1971 la CROC manifestaba estar “dispuesta a prestar apoyo… a los trabajadores de la maquila afiliados a esta central en problemas que enfrentan con las empresas”, por su parte la CTM demandaba al presidente de la Republica Luís Echeverría Álvarez, “un estudio del PIF para legislar al respecto y otorgar mayor garantía a trabajadores”.

El periódico El Heraldo de Baja California, en una editorial manifestaba que “por su tendencia a evadir responsabilidades laborales, sería (conveniente) exigirles el depósito de fianzas que garanticen las prestaciones o indemnizaciones a la que pudieran tener derecho sus empleados”

Por otro lado, lo que más le interesa a las compañías extranjeras son los bajos salarios, por lo que siempre ha sido su punto a atacar. Por eso es que colocan en la Comisión Nacional de Salarios Mínimos al encargado del Comité sobre Asuntos Laborales de la American Chamber of Commerce of Mexico (Cámara de Comercio Americano en México), y representante de las mayores plantas electrónicas, el Lic. Francisco Breña , para empezar su estrategia de nivelación de salarios a la baja.

En 1973, el presidente de la Comisión de Salarios Mínimos en B.C., Lic. Eguía Valderrama Ricardo, que también es presidente de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCA) de Mexicali, ex abogado patronal de una empresa mueblera (donde reprimió a trabajadores cuando trataron de organizarse en un sindicato independiente), dice que el salario “el año pasado se aumentó más en la región que en otros estados y esto no es justo”, que van a mandar estudios a la Comisión Nacional de Salarios Mínimos para que no vuelva a suceder, porque ahuyenta a la inversión extranjera .

La crisis económica de mediados de los años 70’s, fue el marco que sirvió para diseñar este nuevo tipo de sindicalismo. Entre octubre de 1974 y abril de 1975, cerraron 39 maquiladoras en la frontera, otras rebajaron hasta en un 50% su personal. En diez meses en 1975 se quedaron sin trabajo 32 000 obreras (os). En Nogales hubo cinco mil despidos, había una población económicamente activa de 25 mil personas. Setenta maquiladoras más cerraron los primeros seis meses de 1976. 44 plantas cerraron en Tijuana, dejando sin trabajo a cinco mil personas.

Los sindicatos “Charros” reclamaban lo mí¬nimo que estaba en la LFT para sus agremiados, las maquiladoras requerían de un sindicalismo que no exigiera el mínimo legal. Que evitara que este nuevo proletariado que estaba surgiendo en la maquila sin experiencia laboral y sindical previa, migrante, joven, compuesto principalmente con mujeres, no pudiera organizarse en la defensa de sus derechos.

El Centro Patronal de Tijuana saco la conclusión de que debí¬a de buscar impulsar un nuevo tipo de sindicalismo acorde a las necesidades de producción de la industria maquiladora donde la sobreexplotación de la mano de obra, las pésimas condiciones de seguridad e higiene para los y las trabajadoras, la inestabilidad de las plantas, los bajos salarios requerí¬an de un sindicalismo diferente a los sindicatos “Charros” burócratas.

Por su parte el Lic. José Mandujano Álvarez, el abogado laboral patronal más destacado y gerente del Centro Patronal de Tijuana (CET) manifiesta que “Es preocupante la migración de industrias maquiladoras a otras entidades, fundamentalmente al estado de Sonora, como consecuencia de la diferencia en el salario mínimo que rige nuestro estado (…) hace falta un cuerpo de economistas, estadígrafos y sociólogos que se encarguen de la relación de los estudios previos de los que la Ley Federal del Trabajo hace referencia para la determinación de los salarios mínimos que deberán de establecerse en la región (…) existen otras zonas económicas fuertes (…) sin embargo sus salarios mínimos son inferiores a los nuestros, por lo que es menester que se eliminen o se establezcan con equidad los salarios que deben regir nuestro estado, para nivelar esta situación que está resultando de mucha gravedad para los trabajadores y para la creación de fuentes de trabajo”

No todas las empresas optaron por salir de México, la ubicación geográfica, la calidad de la mano de obra, la infraestructura que brindaba el país, mantenían a México en la competencia mundial, y no se iban a rendir fácilmente las trasnacionales, por lo que marcan una nueva estrategia, regresar los costos de la mano de obra a los niveles anteriores a 1973. La American Chamber of Commerce of Mexico que concentraba a más de 2 100 corporaciones estadounidenses siempre se ha mantenido en pie de lucha en contra de las y los trabajadores mexicanos, Sus socios mexicanos eran los principales encargados de llevar a cabo la ofensiva por medio de la prensa, advirtiendo que los salarios en otros países maquiladores como Corea del sur, Taiwán y Haití eran entre tres y ocho veces menores a los pagados en México.

En marzo de 1975 la American Chamber of Commerce of Mexico advierte al gobierno mexicano, por medio de la revista, en un artículo de Joseph B. Mackinnon –Invesment al tha border -The Maquiladoras- que: “Existe una creciente conciencia en los más altos niveles del gobierno de México de que la remoción inicial de obstáculos para el establecimiento de las maquiladoras ya no resulta suficiente para garantizar la permanencia de las mismas o para estimular el arribo de nuevas… las sugerencias a efecto de que el gobierno debiera adquirir y continuar operando a las maquiladoras que decidan irse, parecen factibles sólo parcialmente en tanto que las operaciones de las maquiladoras están estrechamente vinculados a procesos integrales de producción y a condiciones del mercado extranjero sobre las cuales el gobierno mexicano no tiene ningún control… si las maquiladoras desaparecieran de la zona fronteriza mexicana los parques industriales en que se localizan se convertirán en ciudades industriales muertas… [por lo que] no hay nada que el gobierno mexicano pueda hacer por detenerlas… excepto bajar los costos de la mano de obra”

Mandujano Álvarez que había hecho estudios de la Ley Federal del Trabajo para encontrar la formula de cómo impedir que los salarios crecieran en Baja California, para encontrar como impedir que los salarios sigan creciendo en B.C., encontró la formula para que los patrones no sacrificaran utilidades “para lograrlo –concluyo- se requiere eliminar los obstáculos a la producción que puedan estar constituidos por huelgas, paros y boicots”

Joaquin Parada Ruiz líder local de la CROM reunía los requisitos necesarios para que este nuevo sindicalismo, “deshonesto” , “sucio y corrupto” . Con él se planeó esta política que tuvo su origen en 1974. En una entrevista realizada por Cirila Quintero a Parada Ruiz en abril de 1988, este manifestó que “desde entonces hemos trabajado con mentalidad constructiva… Estamos convencidos de que una empresa maquiladora tiene tres dueños: el gobierno, que le corresponde un tercio que cobra mediante impuestos; los trabajadores (representados por el sindicato) que cambio de su esfuerzo reciben un salario y prestaciones, y el empresario, que es el que invierte y pone en juego su dinero. Estos tres elementos deben colaborar para el buen funcionamiento de la empresa” .

Una vez pactada esta alianza entre el Centro Patronal y la CROM, los empresarios a través del Lic. Armando Lara Calderón, presidente de la sección especializada de la industria maquiladora de la Cámara Nacional de la Industria y Transformación (CNIT), anuncian: “Nuestros lideres sindicales han recapacitado en cuanto a su actitud y ahora tratan de ayudar a que se incrementen las fuentes de trabajo, pues ellos son parte determinante en cuanto a que los inversionistas extranjeros vengan con confianza a abrir más maquiladoras a nuestro país” .

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